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SALLIQUELÓ

El párroco Gustavo Sosa confirmó su traslado a Carlos Casares

Su cambio de destino estaba proyectado para este año, pero un movimiento de sacerdotes aceleró los cambios en la diócesis. En febrero dejará la parroquia San José. Todavía no hay cura designado para Salliqueló

El párroco Gustavo Sosa confirmó su traslado a Carlos Casares
Veradia.com

Después de anunciarlo a la comunidad católica el fin de semana en la parroquia, el sacerdote Gustavo Sosa confirmó a los medios este lunes que se irá de Salliqueló en febrero: “Mi cambio estaba proyectado para este año. Yo le había pedido al obispo poder celebrar mis bodas de plata sacerdotales acá, en el mes de abril. Pero debido a la muerte de un sacerdote en Norberto de la Riestra y la renuncia del párroco de 25 de Mayo, es que hubo que acelerar los cambios, hacerlos ahora, junto con los que se habían anunciado en el mes de diciembre. Por eso es que se genera un poco de desconcierto en la gente, yo tengo que dejar la parroquia para ir a otra, a Carlos Casares, y por el momento en Salliqueló no habría párroco”.

Párroco permanente
Sobre la situación de la parroquia San José, Sosa contó que el obispo le prometió enviar un sacerdote: “Salliqueló está acostumbrado, ha estado sin párroco permanente. La gran seguridad que quiero darle a la gente, que fue la seguridad que el obispo me dio, es que van a tener un párroco. Yo le pregunté al obispo quién vendría a Salliqueló y me respondió que todavía no lo sabía, pero sí me dijo que ‘sin atención no se van a quedar, dale la seguridad a la gente’. Eso se los dejo bien claro a través de ustedes: sin una atención clara y permanente no van a estar. A lo mejor están acostumbrados a que a mí me ven todos los días, yendo y viniendo por el pueblo. Hay vocaciones jóvenes, pero todavía no se los puede mandar solos a una comunidad”.

A Carlos Casares
Sosa explicó que Carlos Casares, su próximo destino, es una comunidad muy particular: “El obispo me explicó que a Casares no puede mandar un cura joven, tiene que mandar un cura medio experimentado, porque la realidad de Casares es que la comunidad culturalmente es muy distinta al resto de la diócesis. Es una comunidad fundada por judíos y la comunidad judía sigue siendo muy fuerte hasta el día de hoy. Es no sólo fuerte sino poderosa económicamente. Los católicos allí son la minoría y tienen –me decía un cura que estuvo ahí- el sentimiento de ser a menos. Hay que trabajar mucho allí (lo diría en términos psicológicos- la autoestima de ser católicos en medio de una comunidad netamente judía. Con un judaísmo muy particular, muy sano, no practicante, pero sí de tradiciones”.

Afecto y amigos
“Me llevo el afecto de mucha gente –reflexionó el párroco. Compartir momentos importantes de la vida, estar en momentos fundamentales de la vida de mucha gente. Son las cargas de batería que uno mete en su vida. Y le dan sentido al sacerdocio, para mí ser cura no es ponerse el cuellito. Es estar con la gente, tratar de entender y comprender las situaciones. Muchas veces desde el silencio de pararse al lado de alguien que está sufriendo y no saber qué decirle. Pero sí tenés el afecto. Y ese afecto que uno da, siempre regresa. Dejo muchos amigos, proporcionalmente en número de habitantes muchos más de los que pude dejar en Lincoln, y me llevo en mi corazón la gratitud de gente sencilla. Y cuando a uno los que le agradecen son los pobres, la satisfacción es mucho más grande”.

Extensa entrevista
Gustavo Sosa concedió una extensa entrevista que será publicada en forma completa en la edición de este martes de El Informador. Su relación con el poder político, las razones de su reticencia al encuentro con las iglesias evangelistas y un positivo balance de su paso por la parroquia San José en la edición del semanario que sale mañana a la tardecita.