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SALLIQUELÓ

Chacho Echenique cierra esta noche un tributo al Cuchi Leguizamón

Será en el Teatro Italiano, en un espectáculo que contará con gran cantidad de artistas de Salliqueló y la zona, a partir de las 21.30. El músico evocó a Leguizamón, recordó la historia del Dúo Salteño y se mostró satisfecho por participar del homenaje.

Chacho Echenique cierra esta noche un tributo al Cuchi Leguizamón
Veradia.com

Chacho Echenique, integrante del mítico Dúo Salteño, está en Salliqueló para un tributo al Cuchi Leguizamón que tendrá lugar este viernes por la noche en el Teatro Italiano, organizado por la Asociación de Músicos Mobia, Sociedad Italiana y la dirección municipal de Cultura de Salliqueló.

Néstor “Chacho” Echenique
se presta generoso para la charla con Veradia.com y recuerda cómo se conocieron con Patricio Jiménez, con quien formaría el Dúo Salteño. Pocos saben que fue en Buenos Aires y no en una peña en los Valles Calchaquíes, como tampoco que Chacho estaba en la Capital como futbolista de Lanús: “Me invitaron al Auditorio Kraft y después de la función, en un subsuelo pusieron una mesa –esas cosas de los duendes del folklore, creo que lo organizó el portero de ahí- y ahí nos conocimos con Patricio que había venido con su conjunto, yo estaba en Buenos Aires porque era deportista. Él cantó, yo también canté, nos gustó lo que hacíamos. También estaba Mercedes Sosa, algunos actores como Alterio, todo esto lo estoy recordando ahora. Después Mercedes no se acordaba (yo le pasé algunos temas como Valderrama) pero esa noche nació el Dúo Salteño”.

Después de un tiempo, ya fundado el dúo, volvieron a Salta, y una noche del 67’ hubo un encuentro en la casa del célebre panadero Juan Riera, que dio origen a la famosa zamba Juan Panadero (“Como le iban a robar/ Ni queriendo a don Juan Riera/ Si a los pobres les dejaba / De noche la puerta abierta”). Chacho sigue recordando: “Yo conocí al hijo de ese personaje porque don Juan Riera creo que ya había fallecido. Ahí estaban el Cuchi y Manuel Castilla, siempre se reunían allí. Lo invitaron a Patricio y fuimos. Siempre se canta, como se hace en todos lados: vamos a la casa de tal, tomamos un vinito”. Al otro día, Chacho y Patricio fueron a la casa de Leguizamón: “Llegamos a las 2 de la tarde, fuimos al piano y ahí empezó a hacer el trabajo de la segunda voz. El decía que la música es un diálogo, no es sólo decir. Ni nosotros sabíamos qué era eso en esa época. Con la mano derecha va haciendo la melodía y con la izquierda le va contestando, no acompañando, contestando. Ahí es donde nace el contrapunto, porque al contestar, no se puede hacer con una tercera abajo, tenés que hacer un trabajo diferente. Y ahí vienen los choques, de segunda aumentada, séptima, es difícil y lleva mucho trabajo. Hay que tener muy atento el oído para ver qué te quiere decir ese choque”.

El Dúo Salteño -y su sociedad con el Cuchi Leguizamón- surgió durante el boom del folklore que tenía exponentes como Los Fronterizos o Los Chalchaleros. En esa época no se entendieron del todo sus innovaciones musicales: “¡Hasta nos decían que desafinábamos!” exclama Chacho y explica: “Nosotros nos dimos cuenta de que esto no se había hecho en el mundo. Había grandes dúos, como Simon y Garfunkel y otros, pero esto era diferente. El paisaje, la melodía. Nosotros nos jugamos con esto que no era comercial. El Cuchi nos dijo al principio: ‘acá chango no vamos a ganar un mango’, ése fue el inicio del grupo. El trabajo del dúo era para hacer con piano, no con dos guitarras”.

“El Cuchi era un gran intuitivo –define- y aparte estudiaba, pero además sentía un gran amor a su tierra. Eso de meterse adentro del paisaje… Yo digo que (se ríe) se lo chupaban al paisaje, porque con Manuel se iban cuatro días y volvían con la zamba. Por eso digo que las zambas son ‘chupadas’ (se ríe con ganas), tan auténticas”.

El Dúo Salteño se viene a grabar a Buenos Aires en 1969 y tocan en lugares como el Hotel Bauen, donde propiciaron el encuentro de Leguizamón y el pianista Mono Villegas, pasan con éxito por Cosquín. Pero –como aquel vaticinio del Cuchi- su música no era comercial y entre la falta de apoyo y otras complicaciones, el dúo se disuelve en 1973. Vuelven a juntarse en 2005 y en 2009 fallece Jiménez: “Después hice silencio” cuenta Chacho. “Tuve que hacerlo por muchas cosas, cuestiones de salud, tuve que elegir. La llevo bien, hace poquito hice un disco con Hernán Ríos, que es un pianista de jazz”. Ahora se muestra muy satisfecho porque a lo largo de todo el país se multiplican los homenajes al Cuchi Leguizamón. Deja elogios para quienes propiciaron su llegada a Salliqueló y promete que el espectáculo en el Teatro Italiano será una noche inolvidable: “Es una maravilla porque escuché cantar a los niños que aprenden con Sergio (Volpe) y es un paso importante para que vayan tomando las raíces de este país, de la música que nos pertenece a todos”.

Si bien su apuesta musical fue por la vanguardia, Echenique se afirma en las raíces: “Hay gente que menosprecia lo que se hizo, pero hay que aprender de eso. Si no aprendés una baguala del coya de allá, ¿qué vas a componer? Estás perdido. Yo he visto gente que cuando una coya le canta una copla y le tiene que contestar sale corriendo. Esa gente nació ahí, hay que respetarla”. Para el final deja una anécdota que resume todo: “Estábamos con las comadres, cantando y yo aprendiendo. Y unos turistas que andaban por ahí, de paso, me parece que mucho no les había gustado. Una de las comadres dice una copla: ‘No te metás, cardenal, / en medio de la lorada / porque te van a quitar / la pluma más colorada’. Hay que pensarla…”